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7 de febrero de 2013

No hay luna, Señor, no hay luna




No hay luna, Señor, no hay luna.

El duelo quebró mis alas y las sombras de la ausencia
hasta el alma me desgarran 
y el gemido de mi llanto funde los cirios que velan 
lo que un día fuera vida, lo que hoy ya no respira.

El tiempo tiene fracturas donde el agua
es  aguacero y la mortaja es espina
y la suerte es impotente ante la muerte vecina.

Yo tengo una pena grande, la pena del cementerio,
la pena que dan los muertos, la de la cruz de misterios
la que se viste de negro y nombra mis apellidos
escritos en mármol blanco, con letras que no hacen ruido.

Mis muertos, Señor, mis muertos
Sus almas ¿Dónde se han ido?
¿Qué camino han recorrido?
¿Es el fin? ¿Es el olvido?

             Me duele, Señor, me duele
El alma, el cuerpo me duele, cuando me recorre el duelo
Cuando me visto de luto para enterrar a los míos
Cuando el orgullo se quiebra y la cabeza se inclina
Cuando el adiós es "pa" siempre y el alma así lo siente.

              Me duele, Señor, me duele







© Edmée Cobo Giancáspero
Registro de Propiedad Intelectual
Inscripción N° 235.638
del Poemario "Rompiendo los Silencios"
En Santiago de Chile



2 comentarios:

  1. Si que duele la ausencia de los seres queridos, los que se fueron y ya es para siempre, aunque siempre estén en nuestro corazón, en nuestra memoria. Yo quiero pensar que quizás nos veamos mas allá de la muerte, pero por el momento se les extraña, y mucho.
    Tristes y muy sentidos versos querida amiga, mis mejores deseos para ti.
    Un abrazo grande sensible poetisa.

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  2. J'ai ressenti votre douleur si bien décrite, vous posez les mêmes questions que nous nous posons tous! Beau poème.

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