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18 de septiembre de 2023

Ritual del fuego

 




Ay que peligroso fue vivir aquello.
Temblaba, reía, tu aliento en mi cuello.
Delirio de luna, rozando mi boca.
Tocando  un bolero, llamando a la suerte.
 
Ay, iba yo en un tren y  era a cien por hora.
Vivir tan de prisa, morder el anzuelo.
Saltar las barreras, cortar girasoles
Perder los estribos, frenar bien el vuelo
 
Otro continente fue el que ardió en mis venas.
Fue la luna azul, fue la primavera.
Fue ese vino rojo que encendió las chipas.
Fue el ritual del fuego que ardió en  la pradera.
 
Ay, que peligroso fue vivir aquello
Diciembre perfecto, no tuve condena.
Con pan y ciruelas, tocando madera.
Tembló sol y arena, rugió hasta la tierra.
 
Aun busco la luz en la noche oscura.
La bruja no duerme y quema jazmín.
Aromas del cielo bajan a la tierra,
me arman, me desarman, bendito desliz.

              

27 de octubre de 2022

Y me sorprendió la vida










En esos buenos  momentos,
cuando la calle era larga, 
cuando la puerta era ancha
y mi padre me decía
"cuídate del mal de amores"
las rosas tienen espinas,
hay piedras en el camino
y tiembla en la tierra tiembla
cuando menos tú lo esperas.

Y me sorprendió la vida
con cisnes de cuello negro 
llegando cada mañana,
abriendo cercas y puertas, 
quebrando una pena extraña,
dejando correr la luna,
dejando correr el agua, llorando
por las estrellas  
que dejé en tierras lejanas.
 
En mi canto siempre hubo
 un rosario y un clavel
y en el alma cien tambores 
con su  ritmo y su tam tam,
con la magia de un chamán,
con violetas de otras lunas, 
con lluvias, rayos y soles
y un corazón extranjero
que lo traigo de otro suelo.
 
Y la vida me dio frutos
dulces, salados amargos
con fantasmas vivos-muertos,
con tejidos a croché
nardos en las esquinas 
donde un día te encontré

Flecha que cruzas el cielo,
detente en el corazón.
Agua bendita en mis sienes,
un mirlo me dice adiós
noviembre aun intacto
con la lluvia en mi café.



© Edmée Cobo Giancáspero Así fueron los momentos
los mejores de ese tiempo,
cuando la calle era larga, 
cu

11 de agosto de 2022

No vengas esta noche

 



No vengas esta noche, no vengas que hay tormenta.
Hay barro en el camino, no avanza la carreta.
La luna se ha escondido, la lluvia es muy intensa,
Los perros tienen miedo, un rayo abre una puerta.
 
Espérame mañana, espérame en la huerta,
Espérame temprano, que habrá una luna nueva.
Encenderemos velas, vendrás con tu guitarra
y cantaras mis versos a la flor del ciruelo.
 
Cultivaré mis sueños,  plantaré claveles,
Los pintaré de rojo e iré piedra por piedra
hasta llegar al alma de la higuera en el monte,
para vencer el miedo de pronunciar tú nombre.
 
Haremos tantas cosas, seremos lo que somos,
Tierra, sangre, cenizas y un puñado de flores.
No vengas esta noche, no vengas que hay tormenta.
Hay barro en el camino, no avanza la carreta


© Edmée Cobo Giancáspero



26 de mayo de 2022

Cuando sea primavera

 





Cuando sea primavera, cuando florezca el almendro,
Cuando cruces la frontera, cuando abras la ventana.
A las doce, sol y punto, quemaremos el incienso.
La fuerza será lo nuestro, por decreto, por amado.
 
En un mundo imperfecto, con un Dios, el verdadero.
Camino Señor camino, hasta encontrar lo que quiero,
Un baile, una balada y el amor en un pañuelo,
Imposible no es un sueño y sabes no tengo dueño.
 
Nos miramos, tantas veces, en el sur, sí nos miramos
Y que importa si al final, fue sumar un desengaño,
Y que importa si tu luz fue un capricho en mi camino.
Fue un hechizo, fue la vida, mal amado, mal hechizo.
 

© Edmée Cobo Giancáspero

30 de abril de 2022

Y la lluvia cae

 



Y la  lluvia cae, bendito tic, tac.
Y el café que tengo huele a mi ciudad
y le doy sentido a las cosas bellas
y encuentro la fuente  de mi libertad.

Ya no tengo tiempo de plantar rosales.
Siento las espinas vivir en mi duelo.
Siento los calores de mi ángel bueno
Vengo de otra vida, vivo en paralelo.

Esto de creer que uno es eterno
Esto de pensar de qué siempre hay tiempo,
y que algún hechizo cambiara el momento
a las doce y cuarto, preciso y en mayo

Y con buenos vientos ¡Volveré al desierto!
Al norte, a lo nuestro, al de flores lindas
Al encuentro en fiesta, por los viejos tiempos. 
Porque nunca es tarde "pa" decir "te quiero".


Soy como un guerrero que se bate a duelo
con todos los años que un día se fueron.

Ya no tengo miedo de saltar barreras.

Ya no hay brujerías que cambien mi vuelo.


© Edmée Cobo Giancáspero



12 de febrero de 2022

El silencio no hace ruido

 




Aun marcho al compás de tus latidos,
no han podido los años derrotarme,
tengo un canto que traigo de otra vida,
tengo un sello de Roma en mis arterias.
 
Aun pienso en un verano que se ha ido,
Y en el miedo de olvidar lo ya vivido
Y en el miedo de encontrar un gran vacío
en el silencio que se calla y no hace ruido.
 
Y es que amé con fuerza, voluntad divina
Caminé descalza por piedras y rocas,
Y me importa el tiempo que un día  se ha ido,
Porque en las heridas encontré el camino.
 
Reflexiono y pienso, florecen las lilas
Amo los espacios de los viejos tiempos
Al final se llega, se vence en la guerra,
Se suma y se resta, se pierde y se gana.


© Edmée Cobo Giancáspero

20 de octubre de 2021

Tiembla el vino

 




¡Tiembla el vino aquí en mi mesa!

Me invades con tu presencia, sin frenos y bar abierto, velas negras y sahumerio.

In fragante llega el fuego a las hojas del canelo

Ay, vuelo de prisa vuelo, a tu sal marinero.

Mis horas se detuvieron, mi libertad se fue al suelo, tu aroma se fue a mi blusa, blanca seda, mar salvaje, sus botones casi nuevos dieron luz a la guitarra. Oh, bien amado misterio, de trampas está hecho el cielo   El imán azul del mar desordenó mis sentidos. El desierto floreció como nunca allá en el norte En la neblina costera, garra de león y suspiros. Lirio del campo, azulillo, Atacama por testigo.   De a poco me fue invadiendo la suerte del girasol. El sol cayó entre mis brazos, desvaneció mi disfraz. Alineaba yo mi vida en paz con la cruz del sur. Cantabas una canción, la mía, pero en tu voz.


© Edmée Cobo Giancáspero

 




10 de enero de 2021

No fue el momento

 

 


¡Salvaje soledad¡ la vida en un disfraz.

En el espacio el tiempo, en el rumbo tu huella.

En el rojo los geranios, en el norte mi bandera.

 

El temblor de mis manos hoy ha vuelto otra vez,

y una copa de vino se resbala y se cae  

y escucho una canción que repite mi voz,

y un verano lejano se rebela en mi piel. 

 

No fue el momento

No fue la cruz, ni el rayo cierto

No fue el capitán de mi navío, -aunque en paralelo yo viví a su lado-

No fueron las almohadas compartidas, ni el beso en la espalda amanecido.

No hubo madrugadas en el rio, ni tardes de verano en el molino,

ni risa entrecruzada en el camino

y el viento 

no fue cómplice ni amigo.

 

Ay, no digas nada. 

¡Quédate en silencio!

No quiero reproches a mi fantasía.

No lo entenderías aunque te dijera que la tierra gira.

No puedo rendirme a esta travesía de ir por el mundo

sembrando en la vida, 

un verso,

otro verso,

decir estoy viva y llega otro día y otra amanecida


© Edmée Cobo Giancáspero

8 de octubre de 2020

 




EDMÉE COBO GIANCÁSPERO

(SANTIAGO, CHILE)
Ingeniera de profesión. El año 1979 se va a trabajar a la República Democrática del Congo, donde permanece hasta 1991. Luego vuelve a Santiago de Chile, lugar de su residencia actual.
Como poeta publica permanentemente en internet a través de su blog y en redes sociales, ha participado en encuentros de poetas en Santiago, Viña del Mar, Traiguén, Concón, Isla Negra. Ha publicado en antologías “Poesía Itinerante”, “Tertulias Literarias 2017”, “Tertulias Literarias 2018”.





14 de mayo de 2019

En el portal del tiempo



 


 
 


En el portal del tiempo, mi amor está encendido,
cabalgan al presente un mar de girasoles,
un sol, un pensamiento, un baile y un destino
y el todo se hace nada en el cristal del frío.

Ya no cuento los años, pues son muchos  y extraño
el momento por nosotros capturado, la aventura,
el miedo, la pregunta
y el saber que al final todo es prestado.
 
El orgullo si pudo con un no al infinito, si pudiera,
-pudiera- , vencería en la guerra.
La distancia fue nuestra, el destino otra cosa.
Tal vez no supe amar y me perdí en la espera.

 Impredecible cielo, el rostro del silencio, sin número ni calle,
son tantos los inviernos que me olvidé del fuego.
Compartimos el vino en un campo minado,
jugando a la ruleta, domingos y feriados.

Valiente caravana,  al negro continente,
ayer, hoy y entonces, la vida aún más fuerte. 
Festival de la suerte, arlequín y payaso,
-continua la fiesta-, amante azul, amante, 
la cruz es para siempre.

© Edmée Cobo Giancáspero


 
 

1 de noviembre de 2018

Soy azul, soy azucena




Soy azul, soy azucena

Cruzo mundos paralelos en mi vida imaginaria,

abro campos infinitos, dimensiones ignoradas,
viajo, canto, siento, vuelo, atravieso  el horizonte

y en el norte y sur  "te amo".

 

Soy feliz si tú abrazas mi cintura,

Si de arcilla me dibujas en tu orilla

Si de azúcar me moldeas y de sol me desafías,

Si me nombras, si me llamas.

 

Si me invades, si me encuentras. ¡Me desarmas!

No doy tregua, soy de acero, soy  poeta

soy incienso, soy azul, soy azucena,

soy la letra de un fantasma en un poema.

 

Y digamos "salud"  con vino tinto
y digamos presente al poeta y su suerte,
y así me veras radiante,  erguida, de pie, 

Salvaje, delirando, fuerte y libre.

Soy azul, soy azucena....




© Edmée Cobo Giancáspero

 

21 de abril de 2018

Amo el tiempo intenso de las flores


 

 


Amo el tiempo intenso de las flores,
el que quema, el que hace hogueras de amapolas,
amo el recuerdo que inunda mis arterias,
amo la vida cuando sé que ya se escapa,
 cuando escribo, busco y vuelo,
cuando encuentro en otra patria, en otro suelo
el poder de tu mirada quitándome la blusa,
disparando fuego y rojo   a mis fronteras.


 Y al final un adiós y lo de siempre,  ver pasar uno a uno los veranos,
volverse invisible  al paso de los años
y querer volver atrás,  a lo imposible,
a la embriaguez del deseo indomable en tu mirada,
a sentir un cielo lloviendo en primavera,
mojando mi cabello, abriendo mi paragua.
Valiente corazón, guerrero espada,
aquí te llevo y te salvo de las llamas



 
 
© Edmée Cobo Giancáspero

La foto en Kolwezi, 1983

6 de febrero de 2018

Aunque nunga vengas



 
 

Pasa el tiempo, pasa,  se nos va la vida,
y no tengo miedo de hurgar en tu huerto, 
de plantar geranios, de quemar incienso.
Y aunque nunca vengas
y aunque aún me ignores,
yo te habré vivido en todas mis flores

Te habré recorrido, palpado y sentido,
te habré retratado
en mis calendarios
y en cada retrato
yo te habré inventado,
de las mil maneras que alguien te ha soñado.

Luna, luna, siento, siento tu latido
y el deseo de vivir lo no vivido,
de sentir lo no sentido
de beber más de un buen vino
de cruzar mar y  barrera,
verde, rojo prohibido.



 
©  Edmée Cobo Giancáspero


 

4 de enero de 2018

Tu mirada


 
 
Tu mirada



Fue un cometa cruzando mis caderas,
fue un avión sin freno en pleno vuelo,
fue una luz, un viaje, un pasaporte
fue una flecha, un huracán, un remolino.


En la hora precisa del deseo,
entre lunas y planetas, entre copas
y fantasmas, algarabía, una noche
cuando llaman tinto al vino.

Fue real,  fue tan precisa -tu mirada-
que dejó una cicatriz azul de vida,
un recuerdo, una risa, una cascada,
un saber, un sentir, una balada

Si volviera a ese minuto, moriría,
si la historia la contara en otro día,
no podría darle curso, es innata fantasía,
es locura sumada a la alegría.

El goce de ir por el amante, con los ojos
clavados en la carne, desordenando
el alma, la piel y los sentidos,
desde el fondo de ti, a mi centro, a mi orgullo y precipicio,


Que obstinado recuerdo, -implacable-
Cacería valiente a la caza de un lobo.
En lo íntimo y propio, al valiente guerrero
lo disfruto, lo quiero, arde enero, arde fuego.








 
 © Edmée Cobo Giancáspero
 
La foto en Lubumbashi, Zaire, 1991

 

 

2 de enero de 2018

Él me dijo que era linda,



 






 
 
 
Él me dijo que era linda, que se quería casar,
floreció un caudal de luces, -iluminó mi orfandad-
Volaron hechizos blancos del norte a la capital
y hoy me declaro culpable del orgullo que me da.


Con violetas de la suerte, deshojando el mejor día
escuchando al sentimiento, viviendo mi brujería.
Al fuego le di motivos, pecaba bien de alegría,
-corazón adolescente-, inquieta, audaz y divina.


Me compré un vestido nuevo con botones de coral
y bailé toda una noche aunque había tempestad,
agitaba una bandera, la de los veinte y no más,
que risa, que buen momento, que tiempo sin vuelta atrás.
 

Te recuerdo fuego,
te recuerdo enero, te recuerdo
intacto rozando mi cuello, saltando mi muro,
armando un revuelo.
¡Flor de la pasión, te planté en mi suelo!

Él me dijo que era linda, que se quería casar,
yo estaba loca de lunas, de lunas sin naufragar,
de lunas que me recorren y me vienen a buscar
y me traen un verano de cuando yo era inmortal.


Él me dijo que era linda, - invadió mi fantasía-
y sumé, el mar y el cielo a una noche que era mía,
alguien dijo es el destino,
alguien dijo es un naufragio,
tan real y tan humano, tan divino y tan profano.

 

 



 
 
© Edmée Cobo Giancáspero